Me subo el largo de la falda y me instalo detrás de la gasolinera, siempre que la decadencia así lo aconseja.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Esas Navidades...

Nosotros pegábamos la nariz en la ventana para ver el show de la reality en directo, y ni sospechábamos siquiera que después podríamos pedir horas sin cámaras, o dejar de fumar chupando e-paloduz, o que aprenderíamos un inglés con el acento de Oxford.

Aparentemente nevaba igual que ahora, pero los copos de entonces no eran de marca ni tenías que echarte crema protectora FPS50 para ir al cole. El olor de las rosquillas de la abuela inundaba toda la casa, que se iba oscureciendo al runrún del telefunken-blanco y negro. Los polvorones ni sabían a limón, ni a coco ni a chocolate, y a Baltasar se le notaba siempre que llevaba betún en la cara porque los negros aún no habían visto el reflejo del tesoro de plástico que les haría venir a buscar-sí la vida a nuestros pueblos.

El Belén no era interactivo, y tenías que ir moviendo los camellos hacia el portal, y el río era de plata, y las excursiones previas para ir a coger musgo todavía no estaban penadas por ley, y la zambomba no tenía connotaciones sexuales, y se guardaban las botellas de anís La Castellana, y se pedía el aguinaldo por las casas, y olía a chimenea en todo el barrio.
Nacía un Niño y nos parecía natural que lo hiciera año tras año y no preguntábamos “y por qué”: cuando Madre decía que iba a nacer Jesús, era santa la palabra, tanto preguntar el porqué de las cosas ni pollas.

Para pedir los regalos a los Reyes no teníamos ni catálogos ni iPad, y como mucho, deseabas un concepto. “Una muñeca”, “un camión de bomberos”, “una cocinita”. Nuestros sueños no tenían patrocinador y había que concentrarse mucho en imaginárselos con todo lujo de detalles y rezar para que acertaran. Todavía me sigo preguntando cómo era posible que acertaran siempre.

Si soplabas en la ventana podías escribir tu nombre. Como ahora.
Pero entonces qué risa…



1 comentario:

  1. La coza e la memoria que vaya usté a entenderla... como dirían los hermanos Álvarez Quintero. Gracias por el flashback, todo tiempo pasado fue mejor o eso dicen.

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