Hoy vengo a darlo todo por el Viento
[me imagino a dios quitándose del moño
las horquillas ardientes del demonio
que, en clavándose mal, tajan su aliento]
Ese loco, de melenas hambriento,
que revuelve las hojas en otoño
y en lo mejor (profundo) de tu adobo
te mete un par de dedos, tan atento.
Menudo hijo de puta trascendente
que revuelve la sopa de tu entraña
y una mierda le importan tus clientes.
A todos nos embaucas con tus mañas
contigo no hay soneto que cimente
Eolo, ¡vida mía!, no me extraña.