Pero qué guapo estás con tu cara de Lolita y esa reducción de estómago apolillado, tras un verano preñado de cloro y verbenas. Cómo se te ralentiza el pulso, maestro.
Si te publicaran un libro cada año, ¿sería de hojas perennes o caducas? Siempre me hago esa pregunta mientras aso castañas, cuezo membrillos y toda esa movida de las moras. Trae la guitarra mientras me contestas, que la vamos a estampar contra el suelo y cuando tengamos quince buenos pedazos, haremos la chimenea más bonita del cuatrimestre. Menos flipe es mirar el fuego desde un fuego, claro.
Egoístamente hablando, tienes unos ojos preciosos: Amarillento Chásis, Terroso Canuto, Passion Cobre... Los colores contigo son como una barbacoa de sardinas, que no le gusta a todo el mundo pero en la que igualmente te puedes poner ciego de calimocho.
Y la luz, que parece que llevemos un poniente entre las cejas. Te lo curras guay.
Todos ahí con nuestro lío de disfraces, lo que te debes de reír, cabrón.
Un beso.