Me subo el largo de la falda y me instalo detrás de la gasolinera, siempre que la decadencia así lo aconseja.
domingo, 1 de mayo de 2022
Día de mi madre
Feliz día del año y pico que hace que no me habla, madre. Que no sé nada de su vida, ni de su salud ni de sus pensamientos, salvo que no me soporta, que le provoco sensaciones que la obligan a arrugar su nariz inconscientemente cuando me tiene delante, como si una mierda de perro le hubiera rebozado el tobillo al pisarla descuidadamente, mamá, Que menuda cara de asco ponía usted cuando me tenía delante. Por eso ya no quiere tenerme delante, por el olor que percibe, será. Y por vaya usted a saber qué más frustraciones. En cualquier caso, feliz día para usted también, madre, que sabe lo difícil que es ser madre, supongo. Espero que lo pase muy bien rumiando sus mierdas en el oscuro salón de su casa, con su victimismo endémico, su perpetua frustración y su miedo a la vida. Feliz día de amargarles el día a los demás destilando muertos y enfermedades, apostando por el martirio como forma de venderse al resto. Feliz día de sus frases hechas, de sus irritantes lugares comunes, de sus chascarrillos insulsos, tan vacíos y tan fríos. Feliz desapego, madre, feliz orgullo tenga usted, que levanta un muro que no me deja traspasar para no sentirse destronada, a estas alturas de su agostada vida. Feliz ceguera que no le deja vislumbrar el daño que me hace pensar que quizás ya sólo vuelva a verla directamente amortajada, sin odio ni rencor, sí, pero sin vida también. Que tenga un buen día, madre, que sus hijos varones sepan coronarla como la perfecta machista que es usted mientras les prepara la comida, la mesa, la alfombra, les mulle los cojines y les lava los pies. Disfrute de su día, madre. Aproveche, aproveche mi silencioso transcurrir. Intente ser feliz, mami, aunque sea un día.
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